La Magia de los Anillos 2

LA RELACIÓN DEDO-ANILLO

Muchos sienten instintivamente los propios equilibrios anímicos o planetarios, manifestándolos de modo variado y más o menos inconscientemente. El anillo es uno de los medios más comunes para poner en evidencia algunas de las fundamentales tendencias del propio carácter. En efecto, los cinco dedos de la mano corresponden, tradicionalmente, a cinco planetas cuyos significados y valores reflejan. Un anillo en el dedo meñique, por ejemplo, puede asumir varios significados interesantes. Escribe Gettins: ‘‘El anillo es una simple señal, un signo exterior que dirige y llama la atención hacia un dato-tipo de equilibrio, en el ámbito del dedo que lo luce. El desequilibrio puede ser debido al exceso o defecto de desarrollo de una función específica.

Así, de una persona que luce un anillo en el dedo meñique, se debe sospechar un desequilibrio en las relaciones íntimas: tal vez una intensa fijación paterna, que tiene como consecuencia una débil relación sexual, debido a la identificación con la imagen de uno de sus progenitores. Y este hecho puede traducirse por una necesidad de compensación, por la avidez de poseer (por ejemplo, acumular dinero o coleccionismo neurótico), o puede traducirse en perversiones sexuales’’ El motivo se adivina fácilmente: considerando la mano en su conjunto como una familia o una sociedad, este dedo permanece en los extremos, siendo el más exterior y al propio tiempo el más pequeño; por todo lo cual, el anillo tiende a señalar un aislamiento, un complejo, un conflicto con la sociedad o la familia, que puede tener infinitas causas. Más raramente, el anillo en el meñique puede indicar un gran sentido comercial, movilidad, sutileza, concentración, ambigüedad, inteligencia penetrante y destacada individualidad. Desde el punto de vista magnético, estas personas pueden asumir indistintamente un comportamiento absorbente o irradiante.

 

ENERGÍA RADIANTE Y SENSUALIDAD

El anillo en el anular, dedo que se considera consagrado a Apolo, asume dos tipos de significados. En la mano izquierda, el anular también se conoce por anillo del corazón; este es el lugar donde se ponen el anillo nupcial y el anillo de compromiso, símbolos de amor o más simplemente de unión. En una persona no comprometida sentimentalmente, el anillo en este dedo refleja una gran búsqueda de comprensión, una falta de afecto, un amor no correspondido, una gran desilusión, en fin, casi pide a gritos –subraya, sería la palabra justa– el sincero deseo de hallar a alguien que, simbólicamente, ocupe el lugar del anillo con su amor.

Este desfase de origen sentimental, ligado a la esfera afectiva, no debe confundirse con el desequilibrio del meñique referido preferentemente al sexo, sino que revela más bien una persona de sentimientos elevados que no siempre consigue concretar sus aspiraciones, que, simplemente, no se siente plenamente realizada, aunque –subrayamos– se trata de una persona de notables posibilidades creativas. El mismo dedo de la mano derecha, no condicionado por el simbolismo afectivo, asume generalmente un significado artístico en su sentido nato; pero no caracteriza necesariamente a un artista. El sentido estético está más o menos presente en cada uno de nosotros, y la busca o la manifestación de lo bello, de la armonía, puede ser ejemplarizada no sólo con los pinceles, las notas y los versos, sino a través de una infinita gama de formas expresivas. Magnéticamente, se trata por lo común de individuos dotados de cierta carta de energía radiante y de sexualidad.
Con todo esto estamos llegando al centro de la mano: al anillo en el dedo medio o mayor. ¿Qué significa? Un anillo en este dedo, es casi siempre expresión de gran seriedad, a veces, a decir verdad excesiva. Caracteriza una profunda personalidad, una gran tenacidad, con tendencia a la reflexión, al análisis introspectivo, y con frecuencia a crisis de melancolía y pesimismo o graves conflictos interiores; asimismo, caracteriza intereses filosóficos, voluntad, vida interior muy intensa y continuamente dirigida a la busca de una meta ideal, pero agitada por continuas dudas. Estas son las prerrogativas dominantes en ese tipo de personalidades introvertidas, en lucha por alcanzar una estable seguridad interior.

El anillo en el dedo índice es denso en significados, con sutiles matices. Distingue y define a una personalidad muy sobresaliente, interesada por la conquista de altas cumbres caracterizada generalmente por grandes ideales e intereses. Asimismo, indica una notable potencia, actividad poliédrica, instinto dominante, voluntad, inteligencia y un cierto sentido de superioridad, que a veces puede conducir a la arrogancia. No es por casualidad que en numerosos retratos de grandes personajes renacentistas, pontífices, nobles, monarcas y ricos mercaderes, es posible observar un vistoso anillo en este dedo. A un nivel inferior, el anillo en el dedo índice puede significar intereses materiales, egoísmo y egocentrismo (incluso exasperados), amor por el dinero y la riqueza, la buena mesa, la alegría, las compañías agradables y, en general, por todo cuanto pueda distinguir a una persona de carácter jovial. Hoy menos frecuente, al contrario de los siglos pasados en que estaba más bien de moda, es un anillo en el pulgar, que en general tiene un significado de desequilibrio por exceso: exagerada voluntad, apasionamiento, insatisfacción, exasperada necesidad de autoafirmación, espíritu rebelde, con intereses e instintos reprimidos. También puede indicar una personalidad fuertemente original, en exceso extravagante, o un espíritu en continua ebullición, íntimamente inclinado al orden y a la grandeza.

Naturalmente, si una mano lleva varios anillos será necesario tomar en consideración los más significativos, en relación con un análisis interpretativo global. Teniendo en cuenta que en la mano izquierda se acentúan los valores negativos, mientras que en la derecha se exaltan las características positivas, el hecho de llevar varios anillos en un dedo, o anillos particularmente vistosos, o excesivamente trabajados, son detalles que tienden a subrayar más marcadamente las características correspondientes. Ahora bien, una mano la totalidad de cuyos dedos aparezcan adornados con anillos, además de revelar una personalidad profundamente compleja, deberá ser interpretada según el orden de preferencia, o por exclusión, considerando mayormente el dedo en que la unión del anillo es más visible con respecto a los otros.

 

LA ADIVINACIÓN POR EL ANILLO

Un ulterior aspecto relacionado con el anillo, más estrechamente esotérico, es comentado en el ‘‘Testamento Mágico’’, obra del siglo xix atribuida a Agrippa. El método consiste en mantener el anillo suspendido con un hilo sobre una mesa redonda, sobre la cual se han colocado en círculo las letras del alfabeto. Los desplazamientos o saltos del anillo sobre las letras deben constituir las respuestas a cada pregunta. Quien dirija la acción debe vestir un traje de tela, tener la cabeza rapada, sostener en una mano una varilla de verbena, y realizar el experimento con un anillo nuevo.

 

EL ANILLO EN EL FOLKLORE

El anillo nupcial desempeña una parte importante en cualquier género de magia. Según una costumbre popular, una verruga desaparece si es frotada nueve veces al día, durante nueve días, con un anillo matrimonial, y una muchacha que deseara ver en sueños al futuro esposo, puede realizar ese deseo colocando uno de tales anillos debajo de la almohada y formulando verbalmente la petición antes de dormirse.

Entre los hebreos el anillo era de gran importancia –y continúa siéndolo–, tanto el de prometida como el nupcial. Es absolutamente imprescindible que el anillo sea de algún valor y que lo haya comprado el esposo. De esta exigencia se deriva, probablemente, la superstición tan difundida en Inglaterra, según la cual, un matrimonio no es válido si el anillo no es de oro puro. Se admite, en todo caso, una sola variante: que el anillo esté hecho con el mango de una llave de iglesia.
La costumbre de que un hombre entregue el anillo a la muchacha que pretende desposar, con toda probabilidad sólo se afirmó en la Edad Media; pero una vez entregado el anillo, se sobreentendía que la muchacha tenía que pasar un año de prueba en casa de su prometido, y durante ese lapso de tiempo él decidiría si pensaba convalidar la unión con el matrimonio, o no. Estos anillos de prometida en su mayor parte eran de metal no noble, y a menudo también de junco entrelazado, de donde se hizo popular la expresión ‘‘noviazgo con anillo de junco’’, para definir unas relaciones poco firmes. En el norte de Escocia existen muchos antiguos monumentos de piedra horadada, y a través de estos singulares tipos de anillo los enamorados solían estrecharse las manos, con la esperanza de que su promesa se hiciera de ese modo inviolable.

Entre los muchos tesoros olvidados que la tradición mágica popular nos ha dejado, el anillo continúa conservando hoy en día toda la fascinación heredada de siglos de creencias y costumbres misteriosas que probablemente le asegurarán el derecho a mantener un eterno puesto de honor en el libro de oro del esoterismo.

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