Ritual Mágico del Amor

LOS ANILLOS DE BODA TIENEN CARGA ELÉCTRICA POSITIVA

La fuerza del amor de los novios magnetiza por primera vez los anillos de boda, pero a lo largo de la vida hay que estar magnetizando continuamente los anillos, debido a los problemas que surgen en toda pareja. La vida diaria ofrece el ritual mágico necesario.

Al menos en Europa y en toda América, cuando hombre y mujer se casan, sea por lo civil o lo religioso, uno al otro se colocan sendos anillos en forma de simple aro y que por lo general son de oro. Las parejas que simplemente conviven juntos sin pasar previamente por ningún ‘‘control’’, por lo general no intercambian anillos nupciales, pero cada vez son más las parejas que al margen del ritual propio de toda boda, el uno al otro se ponen los anillos porque saben del poder y la simbología mágica de esta ceremonia.

Las raíces de este acto hay que buscarlas ya en las culturas monogámicas milenarias, tanto para la boda religiosa como la civil, esto de un par de anillos por boda apenas tiene doscientos años de historia, y menos de cien el que masivamente sean anillos de oro por aquello de la economía familiar, pero la simbología siempre ha sido la misma a lo largo de los milenios.

En sí, no se trata de nada más que de un puro fetichismo o de un claro ritual que hasta hace muy poco aún era ‘‘secreto’’ en su simbología, pero que hoy, gracias a los estudios en torno a la parapsicología, podemos situar ya perfectamente en el conocido ritual del ‘‘cargar positivamente objetos sagrados’’.

El amor, el sentimiento que se pone en el acto de unirse psíquicamente con otra persona y (en principio) para siempre, tiene necesidad de un fetichismo de que entre los dos se intercambian un objeto que, a no dudar, por su concomitancia con la boda y el amor, es sagrado, está totalmente magnetizado por la persona que lo da en tales circunstancias, por demás y en infinidad de casos, una vez en toda la vida.

 

MAGNETISMO POSITIVO

El magnetismo que uno ha dado al anillo, actúa por largo tiempo sobre la persona que lleva puesto el anillo, produciendo un fluido electromagnético (y más el oro) totalmente beneficioso. Recordemos el beneficio sobradamente comprobado en nuestros días, de las pulseras magnéticas, sean de cobre o sean de oro. Pero hay que tener muy en cuenta que el magnetismo del metal tiene necesidad de una periódica, por no decir constante magnetización por parte de la persona que lo lleva, puesto que la otra persona (la que se lo dio y se lo puso por primera vez) ya no tiene el anillo consigo para continuar magnetizándolo positivamente.

Si no hay esta periódica carga, el anillo dejará de ser mágico, beneficioso y positivo y pasará a ser un simple objeto de adorno, de recuerdo privado y público de que aquella persona que lo lleva está o estuvo casada y nada más. Pero ¿cómo magnetizar periódicamente y a lo largo de qué tiempo? Nada más fácil y no debemos preocuparnos en absoluto porque a lo largo de cada año son múltiples las ocasiones ñeque automáticamente, sin que nosotros nos demos cuenta, el anillo se magnetiza de nuevo. En cualquier acción psíquica, espiritual, humanitaria, de simple amor e incluso durante el acto sexual, el anillo se magnetiza positivamente. Pero cuidado con el otro reverso de la moneda, con las discusiones, el malestar, los sinsabores, las peleas, etc., el anillo se queda sin magnetismo positivo y su acción benéfica queda anulada, pero no es causa de un magnetismo negativo, aunque a veces la carencia de un magnetismo positivo ya es negativo de por sí.

Y recordemos que los anillos mágicos deben llevarse siempre aunque una señora se lo quite para lavar por ejemplo, o un hombre se lo quite para hacer deporte. Es mejor llevarlos siempre, pero sacárselos periódicamente por escaso espacio de tiempo, no presenta ningún problema.

Roger de Lafforest, investigador y promotor francés de la fenomenología parapsicológica, cuenta el caso de una viuda que tuvo que vender el anillo de boda a un prestamista. Cuando lo recuperó, el prestamista se confundió y le dio otro anillo. Como era muy parecido, la viuda no se dio cuenta. Se lo puso y empezaron los problemas de toda índole. Cayó en la cuenta de que todo había empezado con la nueva adquisición del anillo. Se lo sacó para guardarlo y fue cuando se dio cuenta de que no era su anillo. Recuperó el que le pertenecía y los problemas desaparecieron. Una prueba más del beneficioso magnetismo y de la simbología de los anillos de boda. Los anillos personales pueden tener la misma simbología y puede una misma persona magnetizarlos positivamente.

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